Seguidores

Bienvenida

¿Quién es tu verdadera audiencia?

Escrito por Velko Marušić | CEO Dracma Perdida @dracmaperdida.pe


Una de esas anécdotas que marcan la vida me llevó hasta una pequeña iglesia donde tuve el privilegio de servir como maestro por algunos meses. Un día, el pastor decidió invitarme a predicar. Con entusiasmo, preparé mi mensaje para la congregación. Pero llegó el gran día, y... sorpresa: el "público" consistía únicamente en el pastor y yo. Nada más. Solo nosotros dos en el templo. Sin embargo, leímos, cantamos, y compartí mi reflexión como si estuviera frente a una multitud.

Esta experiencia me dejó una pregunta clavada: ¿para quién estoy realmente sirviendo? ¿Es mi servicio para la aprobación de los hombres o para Dios? 

Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre tu adoración y servicio. Te animo a abrir tu Biblia en Mateo 6. Este capítulo nos da tres ideas esenciales para centrar nuestro servicio al Señor:

1. Olvídate de ser el protagonista 
(Mateo 6:1-2)
"Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera, no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa".

Si estás sirviendo con la intención de impresionar o recibir aplausos –ya sea cantando, predicando, o ayudando– estás perdiendo el foco. El problema no es servir, sino hacerlo por las razones equivocadas. ¿Quieres fama? Perfecto, disfrutarás esos cinco minutos de gloria, pero eso será todo. Lo que Dios tiene preparado para ti no cabe en un “like” de Instagram.

2. Tu talento es una herramienta, no el objetivo final 
(Mateo 6:3)
"Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".

Tener talento no es malo. Ayudar a otros tampoco. Lo que sí está fuera de lugar es usar tus buenas obras para inflar tu ego. Publicar tu "generosidad" en redes sociales como si fuera un logro personal desvía el propósito. Todo lo que hacemos debe reflejar el carácter de Jesús, no nuestra personalidad. Tu talento es solo el medio para algo más grande: glorificar a Dios.

3. Dios es tu mejor audiencia 
(Mateo 6:4)
"Para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".

Después de aquella predicación para un solo oyente, me pregunté: ¿Predicaría igual si Dios fuera mi único público? Y esa misma pregunta debes hacerte tú en cualquier área del servicio cristiano. ¿Seguirías sirviendo si nadie te aplaude, ni siquiera te ve?

Así que, no importa dónde estés ni cuántos te observen, recuerda: Dios siempre te está mirando. Sirve con excelencia, con humildad y con alegría, porque Él es nuestra verdadera audiencia y tiene preparada una recompensa que ni siquiera puedes imaginar.

¿Listo para volver a enfocar tu servicio? 

Comentarios

Entradas populares