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TIERRAS DE LA BIBLIA: MESOPOTAMIA


Escrito por Linda Marušić | Creative Staff - Dracma Perdida



La geografía de un territorio influye en la conformación de la cultura de sus habitantes; por eso, antes de abordar la historia de Mesopotamia y esbozar su relación con el planteamiento bíblico, delinearemos los grandes rasgos de su aspecto geográfico.

La palabra “Mesopotamia” procede del griego y significa “entre ríos”, o apurando la etimología, “tierra entre ríos”; pues propiamente conforma la llanura entre dos grandes cursos fluviales: el Éufrates y el Tigris. El Éufrates nace en las montañas de Armenia como resultado de la confluencia de otros dos ríos, el Kara-Su, que se origina en el valle de Ezqurum, y el Murat, cerca del lago Van; recorre unos 2800 km en dirección sureste, y cuenta con dos afluentes relevantes por el este, el Balikh y el Harbur, ambos ríos surcan una zona especialmente feraz, la Gezira.

El Tigris también surge de las montañas de Armenia, junto a Elazig, recorre unos 1900 km; dispone de cuatro afluentes importantes por el este: el Diyala, el Adhem, el Pequeño Zab y el Gran Zab. A grandes rasgos, el Tigris y el Éufrates discurren en paralelo hasta desembocar en Shat-el-Arab, en el Golfo Pérsico; durante la antigüedad ambos desembocaban separados, pero actualmente lo hacen juntos.

El cauce del Tigris y el Éufrates estructuraba el territorio en dos regiones principales: Baja y Alta Mesopotamia. Situada en el último tramo del cauce fluvial y abrazando la zona del Golfo Pérsico, la Baja Mesopotamia abundaba en zonas pantanosas y lagunares, disponía de una pluviosidad escasa e irregular en otoño e invierno; la primavera y el comienzo del verano contemplaban el crecimiento del cauce fluvial, a menudo virulento; el verano era seco.

La región contaba con cañaverales, palmeras datileras, cereales, especialmente cebada, cabras, cerdos, bueyes, rebaños de ovejas cuya lana propiciaba la confección de tejidos, aceite de sésamo, nafta y betún, buena arcilla para la producción cerámica; en la costa y en los ríos abundaba la pesca y el marisqueo; bueyes de labor, asnos, caballos a partir del segundo milenio, y dromedarios domesticados desde al siglo XII a. C.; a modo de contrapunto, carecía de minerales metálicos, y de buena madera y piedra para la construcción.

La Alta Mesopotamia comprendía el tramo superior de ambos ríos, a la vez que lindaba al norte con las montañas de Armenia, y al este con la cordillera de los Zagros. Aunque disponía de grandes estepas, también contaba con valles irrigados por riachuelos; era proverbial la feracidad de las tierras comprendidas en algunos valles de Armenia, en la zona que mediaba entre el Gran Zab y el Tigris, y en la región situada entre el Balikh y el Harbur.

Despuntaba la presencia de plátanos, tamariscos, moreras y encinas; trashumaban por la región grandes rebaños de ovejas, los bosques gozaban de abundante caza y los ríos, de pesca generosa; en las zonas más norteñas afloraba también la piedra para la construcción y algunos minerales metálicos.

Las diferencias geológicas y climáticas entre la Baja y la Alta Mesopotamia favorecieron el estallido de rivalidades entre las culturas del norte y del sur. El norte fue, con el tiempo, el corazón de Asiria, mientras el sur fue germen de Sumer y Acad, y más adelante de Babilonia. Sin embargo, entre la Alta y la Baja Mesopotamia existían buenas comunicaciones; las rutas terrestres favorecían el tráfico de caravanas, mientras los tramos navegables del Tigris y del Éufrates alentaban el comercio y la relación cultural.

Como hemos comentado, los griegos denominaron a la región, Mesopotamia, “tierra entre ríos”; no obstante, los pobladores más antiguos utilizaron otros nombres. La Baja Mesopotamia comenzó llamándose Kingir o Sumer, el bíblico País de Senaar o también llamado Sinar [Génesis 10:10; 11:2]. La Alta Mesopotamia se denominó Wari, y más tarde Acad. Cuando políticamente se unieron Sumer y Acad, la zona se llamó País de Sumer y Acad; posteriormente el término Babilonia dio nombre a la zona.

Más adelante, la región más meridional de la Baja Mesopotamia recibió el nombre de País del Mar, y después Caldea; mientras la zona norte se conoció como Asur, y aún más al norte, lindando con las montañas de Armenia, se llamó Subartu.

La región mesopotámica requirió el ímprobo esfuerzo humano para convertirse en un lugar próspero, pero fue precisamente la intensidad y necesidad de tal esfuerzo el agente que engendró la civilización. Los sumerios, acadios, asirios, babilonios, casitas, caldeos, y persas constituyeron las principales culturas que guiaron la civilización mesopotámica. Cada cultura fundamentó su liderazgo, aún con matices propios, plasmados por escrito gracias a la invención de la escritura.

La cualidades de la civilización mesopotámica fueron: (i) la política hidráulica que mantuvo el valor ecológico y agropecuario de la zona. (ii) el empeño en la defensa militar del territorio frente a enemigos externos. (iii) el trazado de vías de comunicación para favorecer el comercio exterior. (iv) la sólida organización administrativa, centrada en el templo y después en el palacio, para integrar la estructura social. Por ultimo, (v) el establecimiento de caminos interiores para propiciar el intercambio cultural entre quienes poblaban Mesopotamia.

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